El riesgo país volvió a ubicarse por encima de los 1.000 puntos básicos este jueves, luego de que los bonos en dólares interrumpieran la racha positiva de las últimas dos ruedas y retrocedieran en promedio un 0,5%. Según el índice de JP Morgan, la prima de riesgo -que mide la diferencia de rendimiento frente a los bonos del Tesoro de Estados Unidos- alcanzaba los 1.040 puntos, frente a los 1.024 del miércoles.
Este nivel implica que la Argentina sigue lejos de poder colocar deuda en los mercados internacionales a tasas razonables, dado que los retornos actuales de los bonos en el mercado secundario superan el 14% anual en dólares.
En lo que va del año, el riesgo país prácticamente se duplicó: pasó de las 560 unidades del 9 de enero a los 1.108 puntos del lunes 8 de septiembre. “Todavía resta un largo camino de compresión de tasas para recuperar acceso a los mercados”, señaló a Infobae el economista Gustavo Ber, quien advirtió sobre las dificultades para encarar el roll-over de los vencimientos en dólares.
En la misma línea, Ignacio Morales, Chief Investments Officer de Wise Capital, destacó: “No todo es riesgo ‘Kuka’. También la improvisación pasa factura. El Gobierno debe poner foco en la micro, en las exportaciones y en bajar el costo financiero, aunque no es algo que se logre de la noche a la mañana”.
FMI, reservas y financiamiento local
El aumento del riesgo país coincide con el estancamiento de las reservas internacionales del Banco Central, que necesita incorporar unos U$S5.000 millones hasta fin de año para cumplir con las metas pactadas con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Desde el organismo confirmaron que fueron informados sobre la intervención argentina en el mercado de divisas y alentaron a continuar con la recomposición de reservas y la confianza en el peso.
Ante la imposibilidad de acceder al crédito externo, el Gobierno apuesta a fortalecer el mercado de deuda en pesos. En la última licitación, el Ministerio de Economía logró refinanciar el 91,4% de los vencimientos previstos, equivalentes a $7,2 billones, colocando instrumentos por $6,6 billones con tasas cercanas al 59% para las Letras Capitalizables (Lecap) de corto plazo.
Desde el Palacio de Hacienda destacaron la adhesión de los inversores en un escenario político y económico incierto. Analistas de Max Capital remarcaron que, a diferencia de otras licitaciones, el rollover se consiguió “sin cambios en los encajes y convalidando tasas levemente más bajas”, lo que aporta cierta estabilidad al frente fiscal en el corto plazo.